Semana del 01 de Junio al 07 de Junio de 2017

Banquete continuo

Banquete continuo

Rodolfo del Ángel del Ángel

La vida es una fiesta y cada uno de nosotros ha recibido una invitación personal para asistir a la misma. El privilegio es igual para todos, ¿Por qué ocurre, entonces, que muchos no parecen disfrutarla?

Algunos consideran que no fueron invitados, no obstante estar en ella: La vida es para otros, para los que tienen “suerte” y las cosas parecen irles bien siempre.

Otros más permanecen sentados, no deseando estar en la fiesta, se sienten aburridos y descontentos. Simplemente no disfrutan.
Hay también quien se retira prematuramente, porque la vida se les torna insufrible.

No falta quienes piensen que a la fiesta le falta algo para que la puedan disfrutar realmente, son los que tienen un espíritu negativo. Han desarrollado una gran habilidad para percibir los detalles que están mal. Desde su sitio, miran con ojo escrutador cómo andan vestidos los demás y de qué manera se conducen, es decir, viven intensamente las vidas ajenas. Consumen el tiempo pensando cómo deberían disfrutar los demás que terminan perdiéndose de la fiesta, es decir, dejan de ejercer la invitación personal que recibieron.

Haga un recuento de la última semana de su vida, deténgase por un rato a reflexionar en las cosas que le han sucedido, y de la actitud que usted ha tomado frente a cada situación. Notará que muchas cosas sucedieron porque usted consciente o inconscientemente las decidió. Desde luego, lo acepte o no, usted es responsable por todo aquello en lo que ha tenido poder de decisión. Esto incluye sus palabras y sus estados de ánimo. Muchas otras cosas usted no las decidió, sencillamente le ocurrieron, no dependieron de su decisión ni de su capacidad de actuar sobre las circunstancias. De esas cosas usted no es absolutamente responsable. Ejemplifiquemos: Usted tenía que cumplir con un deber en su trabajo, y contaba con un tiempo razonable para realizar ese deber, pero no lo hizo por descuido y debió pagar ciertas consecuencias. Ahora piensa que todas las cosas le van mal y se siente desgraciado e incomprendido. Note cómo muchas de las situaciones que nos tienen descontentos son porque no actuamos de manera responsable y oportuna dentro del ámbito del deber que justamente nos correspondía. Encontrar satisfacción en la vida y disfrutar de la fiesta, tiene que ver con hacer lo que realmente nos corresponde y no esperar que otros tomen nuestro lugar esperando que decidan y actúen por nosotros. Pongamos otro caso, se ve envuelto en un percance de tránsito, a pesar de ser un conductor cuidadoso, se topa con alguien inexperto e irresponsable, y ahora su día se vuelve una pesadilla. Eso es algo que usted no eligió, sobre lo que no tiene capacidad de predicción o de control. Está fuera de su responsabilidad pero, atención, aquí viene lo importante, la clave, el secreto que hace la diferencia entre la frustración y el bienestar: La actitud con que va a enfrentar esa situación adversa e inesperada es algo que siempre puede elegir y, por lo tanto, depende de usted. Puede sentirse desgraciado, violentarse, perder el control; o bien, puede respirar profundamente, encarar lo mejor posible la situación y seguir adelante. Hay quien hace un coraje, que a pesar de que pasen los años sigue manteniendo y la fiesta se le vuelve un sainete interminable.

Deje el enojo, la insatisfacción, dé gracias a Dios por la oportunidad única que se le concede, y ¡Viva la vida!

La fórmula del bienestar la dio Salomón el Proverbista hace tres mil años, y desde entonces no ha cambiado. Le comparto generosamente esa sabiduría:

“Todos los días del afligido son difíciles: Más el de corazón contento tiene un banquete continuo” (Proverbios de Salomón 15:15)