Martes, 16 de Abril de 2024
CIUDAD VALLES, S.L.P.
DIRECTOR GENERAL.
SAMUEL ROA BOTELLO
Semana del 09 de Marzo al 15 de Marzo de 2017

No desesperes

No desesperes

Rodolfo del Ángel del Ángel



Desesperar es de humanos, por lo tanto, no hay persona que no desespere. El asunto crucial es: ¿Qué hacer con la desesperación? y, ¿a dónde nos conduce la desesperación? Puedes sencillamente lamentar tu suerte y no darte cuenta de que tu carácter necesita ser moldeado para dar lugar a una actitud reflexiva que te lleve a pensar, antes que actuar por impulso, a analizar las circunstancias antes que maldecir por ellas. Muchas de las situaciones que nos contrarían son, sin duda, resultado de decisiones equivocadas, impulsivas y no reflexionadas. Todos somos proclives a equivocarnos. Puede ser, también, que sencillamente el problema por el que estamos atravesando es parte de la vida que a cada quien le da su propio porción de aflicciones y quebrantos. Hay muchas contrariedades que no elegimos, sin duda, pero lo relevante es que, sea cual sea la razón por la cual tu vida ha llegado a complicarse, la situación constituye una oportunidad de valorar lo que tienes, tu familia, tus amigos, tus capacidades, pero sobre todo, la presencia y la ayuda divina.

¿No es verdad que no sabemos orar? Los problemas de la vida que comprometen el bienestar propio y de los nuestros nos empujan a orar. Lo importante de la oración no es que Dios nos vaya a librar de cada problema, o a responder como nosotros creemos que es la mejor manera. Lo importante de la oración es que nos lleva al compañerismo con Dios, nos expone a la influencia fortalecedora de su presencia, nos conduce a la certeza de que no estamos solos y nos infunde la confianza de que, de una manera incomprensible para nosotros, hasta las circunstancias más absurdas, injustas y difíciles tienen un sentido desde la perspectiva de la soberanía de Dios.

La fe, en tales circunstancias, se torna una certeza de que Dios sabe de qué manera él encamina todo para bien, no siempre para el bien inmediato, sino para el mayor bien, la salvación de nuestra alma.

Ahora bien, la fe no es un logro acabado en nuestra vida, la prueba está que, con frecuencia dudamos, y cuando las luchas de la vida arrecian parece que la fe se nos pierde, y Dios con ella. No desesperemos porque esto nos ocurre. Dios sabe que una fe libre de incertidumbres es sólo superficial. Recordemos que la fe es un don que viene de lo alto. Cuando parezca que la has perdido por completo, pídele a Aquel que es fuente infinita de gracia que te la otorgue. Verás, entonces, que el milagro más grande se produce en tu vida, no que todos tus problemas se resuelven, sino que, a pesar de ellos, tu confianza se fortalece y comienzas a ver a Dios en las circunstancias.

“Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mi, y oyó mi clamor” Salmo 40:1

 


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