Jaime Humberto Hermosillo en 1984

Jaime Humberto Hermosillo en 1984

https://milenio.com| | Martes, 14 de Enero de 2020| 10:14

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Cuando fue estrenada Doña Herlinda y su hijo, yo tenía dos años (1984). Fue mucho tiempo después que me expuse a una de las primeras cintas que presentaba la diversidad sexual en México, y no solo eso, mostraba conceptos muy adelantados a su época como el amor en distintos niveles, a distintas parejas, lo que hoy llamaríamos poliamor. Términos que incluso ahora nos cuestan trabajo entender, el realizador los tenía claros y los plasmaba en pantalla como nadie.

Antes de Doña Herlinda, me tocó ver La Tarea. Para ese entonces ya tenía 8 años y recuerdo el escándalo que rodeaba a la película y su halo de material prohibido. Ya sea el México de 1984, el de 1990 o el de 2019, en este territorio se sigue hablando poco de sexo y lo hacemos con miedo y pudor; el realizador jamás tuvo ese problema. Ponía al sexo y al erotismo en primer plano y nos llevaba más allá, a explorar nuestras bajas pasiones. Ver las películas de Hermosillo es como espiar a través de un pequeño agujero al objeto del deseo, es un acto voyerista, es mirar el trabajo de un "aprendiz de pornógrafo", como él se define en un reportaje de El País de 2008.

El trabajo de Jaime Humberto Hermosillo es cine de autor en su máxima expresión, historias que giran en torno a sus obsesiones: la doble moral, la clase media, la sexualidad y el sexo. Les dio visibilidad a los hombres gays en tiempos donde solo existíamos en lo clandestino y nos llenó a todos de placer a través de su arte. Descanse en paz.