Acompañé a mi papá a hacer un trámite en una dependencia gubernamental durante mi infancia. Era un lugar lleno de libros acomodados en repisas que llegaban hasta el techo. Todos tenían registros escritos a mano (posiblemente el Registro Público de la Propiedad, Catastro o el Registro Civil, no lo sé).

Lo primero que pasó por mi mente fue cuánto trabajo se tomó para escribir en todos ellos. Lo siguiente, a la edad de las preguntas y la imaginación fue ¿y qué pasa si hay un incendio? Todo ese trabajo acumulado por años se perdería. Seguramente, pensé, guardan esos datos en otro lado. De no ser así se perdería mucha información valiosa. ¿No lo crees?

Tuve en mis manos una libreta que había llegado de Cuba a finales de los ochentas. Su origen me lo contó un amigo que la trajo luego de una visita a la isla.

Resulta que en un pueblo donde solo contaban con una Biblia en una biblioteca pública y tenían que enlistarse para poder leerla por un tiempo que se limitaba a una hora por persona, y luego debían esperar a que volviera a ser su turno días después, una persona decidió copiarla en una libreta para poder tenerla en su casa y poder leerla tantas veces como quisiera y a la hora que quisiera. Cuando mi amigo vio esa libreta y el gran trabajo y dedicación impreso en cada hoja, le dijo que si le gustaría cambiarla por su Biblia que llevaba durante su viaje. Se hizo la transacción y los dos quedaron conformes.

La libreta fue traída a México, era una obra de arte, todo un tesoro. No solo por el trabajo espléndido realizado en ella, sino por el mensaje que tenía, el mensaje de Dios hacia el hombre.

¿Qué pasaría si eso se perdiera? Sería lamentable ¿no?

La misma Palabra de Dios define que la iglesia del Dios viviente, es columna y baluarte de la verdad (1 Timoteo 3:15).

Un baluarte es una obra de ingeniería militar mediante la cual se establece un punto estratégico, en forma de torre o plataforma, una fortificación que sobresale sobre el resto y que facilita la defensa.

En otras palabras, se está afirmando que la iglesia tiene la misión de defender la verdad (Palabra de Dios).

Sería lamentable que se perdiera la verdad.

Si vemos las noticias que en estos días nos han conmovido entenderemos la importancia de que no se pierda la Palabra de Verdad. No podemos regirnos por nuestros propios razonamientos que están corruptos o por conveniencias de los más fuertes. Necesitamos un estándar confiable.

¿Cómo es posible que una mujer dirija a una niña indefensa e inocente de la mano hacia su muerte? Me refiero a la niña Fátima ¿Existirá alguien que vea eso normal?

O ¿en qué cabeza cabe que una madre quiera matar a su propio hijo solo porque aún no nace? Lo triste es que hay quien piense que eso es lo correcto.

La voz de la iglesia tiene que levantarse en favor de la justicia.

Qué vergüenza cuando la misma iglesia, usando su fuerza, abusa de los más débiles, en lugar de defender los estándares de Dios que están en Su Palabra.

¡Cuántas víctimas a lo largo de la historia de quien debiera ser un protector!

No perdamos el rumbo. Regresemos a los fundamentos. Necesitamos defender lo que la Palabra de Dios dice, no diluyamos lo que allí está escrito.

Salmo 12:6 Las palabras de Jehová son palabras limpias,

Como plata refinada en horno de tierra,

Purificada siete veces.

Salmo 33:4 Porque recta es la palabra de Jehová,

Y toda su obra es hecha con fidelidad.

Mateo 24:35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.