Al sólo escuchar los primeros acordes de una pieza que se ha vuelto tan clásica, como lo es “New York, New York” es imposible no identificar a Frank Sinatra.

Frank Sinatra nace en 1915, hijo de inmigrantes italianos que llegan a EEUU después de esa vorágine inmensa en la que miles de inmigrantes europeos buscan el refugio en ese país, es identificable en películas como “El Padrino” ver cómo llegan en los años 20’s y 30’s, la familia Sinatra es una de ellos.

Una familia de católicos, llegan a la ciudad de Hoboken en el condado de Hudson, en el estado de New Jersey, y es donde nace Francis Albert Sinatra, quien comienza a descubrir sus dotes musicales, su facilidad vocal y empieza a cantar al lado de las orquestas que en esos momentos las Big Bands que en esos momentos sonaban a mediados de los años 30, y había una que era la de Glen Miller y la de Tommy Dorsey que es con al que Sinatra inicia su carrera musical.

EEUU en los años 40, concretamente el 7 de diciembre de 1941, entra a la Segunda Guerra Mundial, y los hombres se encuentran en el frente, en Europa o el Pacífico; las mujeres en EEUU se quedan solas, entonces los grandes empresarios, los músicos y el gobierno buscan una manera de palear ese abandono de la figura masculina, a través de la música, las grandes orquestas y los grandes romances que puedan interpretar como Dean Martin, Tommy Bennet, Frank Sinatra y es el modo en como Sinatra se convierte en un ídolo, no solamente por ser bien parecido sino por su voz prodigiosa. Así comienza la carrera del joven Fran Sinatra, en los años 40’s.

A mediados de los años 50´s ya es un artista consagrado, pero a finales de esta década aparecen individuos greñudos que utilizan los primeros acordes de las guitarras eléctricas para interpretar algo que el mismo Sinatra dijo “a eso no le doy ni 5 años de vida, y a esos 4 greñudos no les doy un año” se refería al Rock & Roll y se refería a The Beatles. Lo que provocaría en Sinatra, la catarsis musical juvenil de venir de una época conservadora en que las grandes orquestas y los crooners (ciertos cantantes masculinos que interpretan cierto tipo de canción popular clásica) dominaban la escena y aparece esta rebeldía musical, esta revolución increíble. Hay una anécdota, cuando Dean Martin saca su éxito en 1964 de “Everybody Loves somebody sometimes” le dice a su hijo que era admirador de The Beatles “dile a tus amiguitos que los voy a quitar de la escena” y esta canción se puso en la posición número uno, destronando a The Beatles.

A final de cuentas, Frank Sinatra acabó cantando la canción “Something” de George Harrison (guitarrista de The Beatles) como pocos lo han hecho. Acabó juntándose con Elvis Presley, aceptando que su época había terminado. Dice adiós a los escenarios, y reaparece en la década de los 60’s, considerada por los músicos como su mejor época con la casa Capital Records, con las canciones “Strangers in the Night”, “Something Stupid”, “Fly Me to The Moon” y una que fue su más grande éxito, y que al principio a él nunca le gustó porque hablaba del final de una vida, de la reconciliación consigo mismo y es la de “My Way” versión en inglés de “A mi manera”.

En los 70s tenemos la música disco, el Rock & Roll más modernizado y en ese momento Sinatra se retira definitivamente, entre 1971 y 1972 da una serie de conciertos en los grandes casinos en Las Vegas. Es tal el extrañar a Sinatra que reaparece en una mítica presentación histórica que fue en el Madison Square Garden en New York, uno de los conciertos más emblemáticos, y desde finales de los 70s hasta principios de los 90, Sinatra no deja de estar en un escenario, desde los grandes casinos de Las Vegas, el Maracana en Brasil. Sinatra muere en 1995.

La gente se pregunta ¿por qué a México nunca vino? No hubo una respuesta formal del por qué no presentó en público como cantante, pero sí hay muchas historias documentadas de que cuando iba de vacaciones a Acapulco, recién casado con Eva Gardner, pasaba por la Ciudad de México y llegaba al hotel Capri, donde se hospedaba y lo recibían Agustín Lara y Pedro Vargas; Sinatra era también un gran admirador y conocedor de la música de Agustín Lara. Otro detalle con México es el gran ídolo mexicano de Sinatra, Javier Solis, el único de los latinos que le gustaba como cantaba, porque lo comparaba consigo mismo.

La figura de Frank Sinatra es todavía digna de estudiarse, de analizarse, pero sobre todo digna de escucharse.