Jueves, 25 de Abril de 2024
CIUDAD VALLES, S.L.P.
DIRECTOR GENERAL.
SAMUEL ROA BOTELLO

Opinión

Un poco de algo edificante

Por Victor Hugo Waldo Alvarado

La mayoría de las veces que escribo en este espacio, se trata de opiniones sobre temas negativos de nuestra sociedad; en esta ocasión el tema es por fortuna, edificante.

Con mucha frecuencia hablamos y escuchamos de la proverbial hospitalidad de los huastecos; de como en los caminos rurales la gente saluda al pasar, de como en todos santos y día de muertos los lugareños regalan a manos llenas los alimentos que estuvieron presentes en el arco en recuerdo de los muertos; por lo que no es de extrañarse el como una comunidad reciba a sus médicos.

Dos de ellos, recién egresados (muy jóvenes evidentemente) llegaron a una comunidad de nuestra Huasteca para cumplir con su servicio social.
El impacto de llegada debe haber sido considerable. Está enclavada en la sierra, no hay teléfono, no señal de celular, no internet, etc.;solo atender la pequeña clínica con la ayuda de enfermeras que se turnan para estar siempre una de servicio. Los jóvenes doctores ahí duermen y atienden las por fortuna, escasas emergencias nocturnas.

Pero mi relato no es sobre la dedicación de los jóvenes que merecen relato aparte; se trata del empeño que pone la comunidad para sostener y cuidar a sus médicos. Los habitantes tratan con mucha cordialidad a los nuevos doctores; probablemente hubo reuniones previas entre ellos para atenderles, porque por ejemplo; su alimentación corre a cargo de las familias quienes se turnan para preparar diariamente los alimentos de los médicos; el incumplimiento supone la reprobación de la comunidad y el restablecimiento de la alimentación por cualquier otra familia.

Pero el cuidado y la cordialidad no es solo hacia los doctores; para evitar robos y estar al pendiente de los jóvenes, cada noche un jefe de familia distinto hace guardia en las instalaciones de la clínica para vigilar.

Cuando es necesario salir a consultar a domicilio; el recorrido, a pie y entre la serranía, incluye el saludo de los moradores de las viviendas por donde pasan y el ofrecimiento de refrescos, alimentos.

Los médicos están cumpliendo con su servicio social y estarán solo unos meses. Hace poco los lugareños invitaron a una doctora a que continuara con ellos ofreciéndole que la comunidad pagaría su sueldo. No fue posible por la continuación profesional de la joven médica.
Por otra parte, está el papel de las enfermeras; ellas son su enlace con la comunidad, ellas continúan y continuarán ahí cuando termine el servicio social de los doctores; su conocimiento y relación con los habitantes ha producido altos niveles de confianza entre ellas, lo médicos y la comunidad.

Si bien la hospitalidad de los huastecos es bien conocida, el esfuerzo de coordinación para atender a los médicos, al trabajo y costos que implica el prepárales alimentos, llevárselos hasta su lugar de trabajo y el turnarse por las noches para cuidar la clínica, habla de una conciencia social muy edificante por parte de esos indígenas. Saben que necesitan servicios de salud; pero no se lamentan porque tengan que cooperar para mantenerlos ahí y funcionando. No gritan, ni se manifiestan; ponen su esfuerzo para mantenerlos ahí y vaya que dan ejemplo de solidaridad y cohesión de su comunidad.

No citaré ni los nombres de los actores de este relato; ni del lugar de que se trata, solo intento mostrar que hay algunas muestras de buenos mexicanos que luchan por lo que necesitan sin tantos aspavientos.


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