¿Quién gana y quien pierde en los procesos electorales de Veracruz, Nayarit, Coahuila y Estado de México?; pues aunque son entidades diferentes y cada una con su propio entramado, todas se encuentran vinculadas por el hilo conductor del 2018 y ese contexto arroja lecturas que difícilmente pasan desapercibidas en la carrera presidencial.

Es preciso decir que tanto en el Estado de México como en Coahuila los procesos estuvieron plagados de irregularidades a complacencia y presumo con la complicidad de los árbitros electorales, lo que pone de manifiesto la fragilidad de nuestra democracia.

En números fríos quien más votación obtiene es MORENA, pues tanto el PRI como el PAN, tienen decrecimiento sustancial, el PRD se conserva colocándose cómodamente en una posición de fiel de la balanza.

En cuanto a triunfos, las competencias fueron cerradas tanto en EDOMEX como en COAHUILA, donde prácticamente el PRI se trata de apropiar de las gubernaturas en disputa, hubiese sido para ese instituto político un descalabro mayúsculo el perderlas, por otra parte, el desprestigio que ganado a pulso pesa sobre sus hombros, con todas las barbaridades que hizo en las campañas y el aroma de fraudes electorales, le provoca una fuerte animadversión social de la que difícilmente podrá zafarse.

En esos parámetros sube de tono el conflicto interno en Acción Nacional, la bandera triunfalista levantada por Ricardo Anaya levantó ámpula, el fracaso de nuestra candidata en el Estado de México donde a pesar del esfuerzo de muchos nos lleva a un lamentable cuarto lugar; a la par de descuidar la estructura y defensa del voto en Coahuila, no son episodios que nos inviten al autoengaño, sino a la reflexión, a la autocrítica y al análisis ecuánime y mesurado; dejar de lado las vanidades personales y vanaglorias sin sustentos y menos aún andar el camino de la auto flagelación.

El trago es amargo, duele, pero todos somos responsables en mayor o menor medida, en algunos casos por los terribles errores en campaña donde no pudimos conectar y convencer al electorado; en otros, porque no hemos sido lo suficientemente capaces de defender el voto de los ciudadanos, que hartos del sistema buscan en la doctrina humanista de Acción Nacional una opción de cambio.

Es fundamental aprender de las lecciones que nos dejan los pasados comicios, la alianza con la sociedad en estos momentos es impostergable, eso no va a suceder si el diálogo constructivo no fluye, respeto la posición de Margarita Zavala y coincido con la declaración de Diego Fernández en el sentido de que fue inoportuna, no obstante, aunque entiendo que la forma era un reducto excepcional ante los oídos sordos, ese camino podía esperar.

En el PRI, será Peña quien nombre el candidato y en eso la disciplina es férrea; AMLO, ya está en plena campaña con su partido MORENA; solo falta Acción Nacional, donde existen tres visibles: Margarita Zavala, Ricardo Anaya y Rafael Moreno Valle. Se requiere para tener éxito de los tres, las diferencias públicas entre los dos primeros presionan a la institución y causan divisiones internas; por otra parte, para nadie es un secreto las aspiraciones de Anaya que en su afán de ser el candidato se ha excedido y cometido errores, por lo tanto las reacciones eran de esperarse.

Si bien es cierto, que el PRI ganando pierde, desde la óptica del PAN tendremos que hacernos esta pregunta ¿queremos candidato o Presidente que pueda cambiar el sistema?