Jueves, 25 de Abril de 2024
CIUDAD VALLES, S.L.P.
DIRECTOR GENERAL.
SAMUEL ROA BOTELLO

Opinión

Día del periodista

Por Victor Hugo Waldo Alvarado

Estamos en una temporada de cambios intensos en muchos campos de la sociedad mexicana;uno de ellos es la incipiente, pero creciente, exigencia de honestidad y transparencia en la vida pública. Hay varias formas a través de las cuales esa exigencia se concreta;sin embargo, para los fines de este intento de ensayo, me referiré a como los periodistas participan en esa aspiración ciudadana y a como esa sociedad se relaciona con ellos.

Damos por sentado que tienen la obligación de ser: veraces, objetivos, oportunos; pero ahora, además de informadores, queremos que funjan como :contralores/ inspectores/ vigilantes/ detectives; y nuestros ojos, oídos y conciencia de la actividad pública bajo el supuesto de que efectivamente es su obligación y que la especificidad de su existencia les permite hacerlo.

En nuestro país, para ejercer alguna de la profesiones libres es necesario; además de estudios, la obtención de una licencia regulada por el estado; en el caso del periodista no conozco como y cuando, la sociedad les otorgó el permiso para hurgar entre sus hechos para: recolectarlos, tratarlos, jerarquizarlos y divulgarlos, y además; para que esa actividad fuera su fuente de ingresos. Es cierto que actualmente las universidades les preparan y deben obtener su cédula profesional; sin embargo, hay muchos sin estudios formales de periodismo ( algunos de los periodistas célebres no los tenían) y aunque su actividad no es regulada por el estado, existen cumpliendo esa labor en la sociedad.

Los artículos 6o y 7o de nuestra constitución solo contienen las libertades de expresión e imprenta (que no son únicamente para la prensa, sino para todos los ciudadanos), algunas restricciones por el derecho de terceros y el impedimento de perturbar la paz social,pero no precisan los alcances y obligaciones del periodista; por ejemplo..¿que hechos son noticia?, ¿porque esa noticia se convierte en dinero para los medios de difusión y los periodistas y además, sin beneficio alguno para los productores del suceso?. Resumo drásticamente el dilema con un ejemplo sencillo y cotidiano; un automovilista atropella a un peatón; llegan: mirones, policía, cruz roja, ajustadores y la prensa. El conductor exige no ser fotografiado y que su accidente y datos personales no salgan en los medios; por su parte, el periodista esgrime su derecho a informar de lo que él considera noticia. (debo acotar que recientemente, una legislación y la CNDH intervinieron para paliar este conflicto). La sociedad no les otorgó expresamente el derecho; pero si les exige velar por él y por ella.

Esa sociedad demanda por ejemplo; de maestros, policías ,médicos, etc...capacidad y honestidad; para lograrlas exige: procesos de selección, evaluaciones, exámenes de confianza, certificaciones...si los aprueban, podrán ejercer su profesión y serán apreciados. Los trabajadores de los medios de difusión y los medios mismos, no han recibido de la sociedad exigencias similares,(aunque si han habido esfuerzos autogenerados por capacitarse y la existencia de códigos no escritos de ética).

El hecho es que existen los periodistas y los medios, y que esperamos mucho de su labor; pero ¿estaremos conscientes de la realidad de sus alcances como agentes de cambio? ¡no estoy seguro!. La muerte de Jacobo Zabludovsky fue motivo para recordarnos el conflicto entre lo que esperamos de la prensa, sus hombres, y lo que efectivamente están obligados y/o pueden hacer. Según algunas voces, Zabludovsky no merecía el reconocimiento que recibió a su fallecimiento porque nunca dijo la verdad completa sobre la situación del país durante el tiempo que fue conductor de 24 Horas; sobre esto, me pregunté en esos días..¿Deben y pueden los periodistas ser apóstoles de la verdad y el cambio?; pero sobretodo..¿Tenía Jacobo la obligación de hacer lo que no hicimos como pueblo?. Creo que no está claro ¿cual parte de los temas importantes es responsabilidad de la sociedad y cual de los periodistas?. Resulta cómodo por ejemplo, que ellos hagan el trabajo de investigar, procesar y divulgar los excesos de nuestros políticos; solo falta que exijamos que ellos presenten las denuncias por las irregularidades que encuentren. ¡ Queremos un superhéroe combinación de Isabel de Wallace, Buendía y Aristegui !

Al final del segundo párrafo me referí a la especificidad de su existencia. La mención de periodista evoca en muchos, la imagen del paladín solitario que combate por la verdad y la libertad; pero la realidad es muy distinta. Por ejemplo; cuando se acercan las elecciones, los reporteros y conductores preguntan a los posibles candidatos sobre si estarían dispuestos a participar y ellos responden que no pueden adelantarse ( la ley lo prohibe expresamente); pero eso si, que si su partido lo pide, estarían disponibles. Tanto la pregunta como la respuesta, están en el límite de la legalidad; esa mención ya influye en el ánimo del lector, radioescucha o televidente y sitúa al entrevistado en la lista de posibles y su nombre será recordado. (por cierto se supone que la ley castiga a quien se candidateé prematuramente en los medios; pero no a quien con su pregunta, le ponga en charola de plata la oportunidad de hacerlo); también aparecen entrevistas que duran mas que el promedio habitual, en tonos muy cordiales y en muchos casos zalameros; notas en prensa escrita que cuando no ensalzan, si aparecen en buenos lugares de la plana o sombreadas para resaltarlas; y es que, como dirían los marxistas, "la propiedad de los medios de producción, determina el modo de producción", la mayoría de los informadores no ejerce una de las llamadas profesionales libres, no son "freelancers", hay empresas de medios y ellos son empleados. Hay muchas leyendas negras sobre como serían obligados a seguir la línea editorial de la empresa, de ahí que podríamos decir que dependiendo de las características de esa empresa dependerá el papel del periodista. Hay algunas que fueron creadas por grupos empresariales como negocio y/o forma de tratar de influir en la vida pública; hay otras que siendo firmas de comunicación, se expandieron horizontalmente y diversificaron su actividad con otros negocios gracias al éxito como medio, y finalmente aquellas que sobreviven dedicadas únicamente a la información; alguien podría decir que estas últimas, podrían ser las mas deseables porque su "modus vivendi" único, es la información; si lo hacen honestamente, serán confiables y el público les premiará con su preferencia y financiamiento a través del pago directo e indirecto,de sus servicios (compra de sus publicaciones,escucha y visión de sus emisiones que les permitirán vender publicidad y/o el cobro por suscripción).

Sin considerar la forma de existencia del medio de difusión, nos queda el tema de la remuneración de los periodistas. Durante el florecimiento del arte en El Renacimiento los artistas sobrevivían en buena medida, gracias a los mecenas; aquellos podían crear gracias a las subvenciones de los acaudalados de la época. Actualmente la sociedad necesita y pide, periodistas que estén libres de ser prostituidos por presiones económicas; pero se olvida que, al igual que aquellos artistas, los periodistas "también comen" y que no existen muchos mecenas desinteresados del periodismo. La mayoría de los reporteros tienen salarios modestos y muchos son "multichambas" y van desde: el sin escrúpulos lambiscón o extorsionador de personajes públicos; hasta el que guarda una sana distancia o de plano es reprimido por el contenido de sus trabajos y, en medio, aquellos que tratan de sortear los dos extremos. La justa remuneración de los periodistas ha sido tema de muchas discusiones. Carlos Salinas de Gortari, durante su presidencia, declaró que era necesario establecer el salario profesional del periodista. La propuesta pronto quedó en el olvido. ¿Podremos entonces culpar únicamente a dueños de medios, a represores, o a los sin escrúpulos de lo malo del periodismo? No lo creo. Los propios periodistas que han intentado crear un medio propio e independiente se han enfrentado a otra realidad: la de que difícilmente encuentran quien consuma su trabajo y pronto se ven obligados a cerrar por una razón: ofrecieron un producto que no es demandado suficientemente. Se ha escrito mucho acerca de los factores que inhiben el consumo de buen periodismo, algunos de ellos: la censura, la connivencia entre el poder económico y el político, el analfabetismo funcional de la población, el escaso interés en los temas importantes para la colectividad, la pobreza, que impide el acceso a la información; la creciente complejidad de los temas públicos que sorprendió a lectores, radioescuchas, televidentes y ahora internautas que , de por si, ya estaban retrasados en la cultura del interés por las noticias y sus efectos en su propio entorno. Es decir, exigimos un buen periodismo; pero :¿tenemos el deseo de consumirlo?, aun cuando lo tuviéramos; ¿tendremos la capacidad cultural para consumirlo? y mas aún, al periodismo le pedimos que nos informe, que nos de análisis de los hechos para tomar decisiones, tanto individuales; como colectivas, pero ¿efectivamente actuaremos en las decisiones del destino colectivo?, o solo continuaremos con: chistes, bromas, memes e ironías cínicas sobre nuestro presente y futuro.

No obstante, el futuro parece no tan negro: la escolaridad promedio ha ido aumentando, el escenario político cambiando y el interés por él también, la tecnología (internet, celulares ) acerca, cada vez mas, los hechos cotidianos a la gente, hay mas cuestionamientos sobre nuestra sociedad; factores que podrían generar interés y apreciación del trabajo periodístico y eventualmente proporcionar a la prensa los recursos que requiere para existir plenamente y cumplir la misión y atributos que le exigimos.


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