Los partidos se lanzaron dardos con más saña que argumentos. Morena
La política mexicana volvió a convertirse en un espectáculo de gritos, golpes verbales y protagonismos desbordados. En la Cámara de Diputados, el debate por el presupuesto federal 2026 terminó convertido en una arena donde se lanzaron cubetazos de acusaciones más que argumentos. Mientras tanto, la muerte del alcalde de San José de Gracia, Carlos Manzo, irrumpió con fuerza en la escena nacional, alterando la agenda y dejando claro que ese hecho será una marca inevitable en el naciente sexenio de Claudia Sheinbaum, como lo fueron las toallas para Fox, la guerra contra el narco para Calderón, Ayotzinapa para Peña Nieto o la pandemia para López Obrador.
El caso Manzo, con su carga de violencia y simbolismo político, terminó por eclipsar la discusión presupuestal. Lo que debió ser un debate sobre cifras, recortes y prioridades, se transformó en un reflejo de un país fracturado, donde las bancadas actúan más como barras rivales que como representantes de un pueblo que espera soluciones. El presupuesto se aprobó, sí, pero el costo político fue alto: los recortes al Poder Judicial, al INE y al sector salud dejaron heridas abiertas, y los reclamos de las oposiciones evidenciaron que el nuevo gobierno no tendrá un camino terso.
Lo ocurrido en San Lázaro fue una radiografía del momento político nacional., fiel a su papel de fuerza dominante, defendió la propuesta presidencial con disciplina de "focas aplaudidoras", mientras el PRI y el PAN intentaban revivir glorias pasadas, apelando al escándalo y al agravio. En medio del caos, algunos discursos destacaron por su sustancia: Germán Martínez, con su experiencia parlamentaria, recordó que el debate político requiere ciencia y razón; otros, en cambio, solo usaron la tribuna para provocar o buscar reflectores.
El tono pendenciero del Congreso federal se replicó, como eco, en el Congreso potosino, donde los ánimos también se caldearon. Los excesos verbales y el afán de protagonismo de algunos legisladores locales reflejan que el virus de la confrontación se ha instalado en todos los niveles del poder. En San Luis Potosí, el legislador Carlos Arriola se ha vuelto protagonista recurrente de esta teatralidad política, interviniendo en cualquier disputa, real o imaginaria, como si la tribuna fuera escenario y no espacio de deliberación.
El espectáculo parlamentario, tanto en el ámbito federal como estatal, deja ver una triste constante: la política mexicana parece haberse reducido a un concurso de descalificaciones. A 500 años de la fundación de la nación, seguimos atrapados en una dinámica de enfrentamiento y revancha, incapaces de construir acuerdos duraderos. Como bien se observa, la historia cambia de protagonistas, pero repite sus formas.
En paralelo, mientras los diputados se lanzan acusaciones, el tablero político se reacomoda con silenciosa precisión. El Partido Verde Ecologista emerge como el actor más pragmático del nuevo ciclo, tejiendo alianzas y asegurando posiciones estratégicas. En este entramado, Ricardo Gallardo Cardona, gobernador de San Luis Potosí, se perfila como uno de los rostros más visibles del Verde a nivel nacional. Su relación con Manuel Velasco y Arturo Escobar lo coloca en una posición privilegiada para escalar hacia el Congreso, incluso como diputado plurinominal, replicando el modelo que en su momento siguió Velasco en Chiapas.
Gallardo juega en varias canchas: mantiene su estructura estatal activa, afianza su presencia nacional y, de paso, fortalece los vínculos con el Ejecutivo federal. El reciente aumento en recursos federales destinados a proyectos potosinos demuestra que su estrategia da resultados. En este contexto, la posible "Ley Ruth", la proyección política de su entorno cercano y los ajustes en el gabinete local podrían ser parte del camino hacia 2027, cuando el Verde buscará ampliar su influencia en al menos tres gubernaturas.
Mientras tanto, los viejos temas —la inseguridad, la desigualdad, la impunidad— siguen sin resolverse, pero son eclipsados por la danza de nombres y cálculos electorales. Los partidos se preparan para la siguiente contienda, y cada movimiento tiene una lectura doble: lo que se dice en tribuna y lo que realmente se negocia fuera de cámara.
El asesinato de Carlos Manzo, en este contexto, no solo marca a una administración: exhibe la fragilidad del Estado y la persistencia del crimen como actor político. Entre la teatralidad del Congreso y los juegos de poder, el país vuelve a su paradoja esencial: los mismos actores, los mismos gestos, los mismos errores. México sigue debatiéndose entre la indignación y la costumbre, entre el ruido de los discursos y el silencio de la justicia.
facebook. emsavalleNoticias
X. @emsavalles
sitio web. emsavalles.com
e-mail. emsavalles@hotmail.com
emsavalles© 2006 - 2025 Todos los derechos reservados. Queda prohibida la publicación, retransmisión, edición y cualquier otro uso de los contenidos sin previa autorización.
Emsavalles Publicidad, Escontría, 216-A, Zona Centro, Ciudad Valles, S.L.P. Tel:481-382-33-27 y 481-381-72-86. emsavalles@hotmail.com. contabilidad@emsavalles.com
No. de Certificado de Reserva Otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2021-071615041800-203