Semana del 26 de Abril al 02 de Mayo de 2024

El buen Samaritano

El buen Samaritano

Héctor de Luna Espinosa

En el evangelio según Lucas, Jesús comparte la parábola del Buen Samaritano en respuesta a la pregunta "¿Quién es mi prójimo?". Esta narración nos ofrece lecciones significativas sobre compasión y amor hacia los demás. La historia relata a un hombre que es atacado por ladrones, despojado de sus pertenencias y dejado herido al costado del camino. Tanto un sacerdote como un levita, al ver al hombre herido, deciden pasar de largo, quizás por miedo, indiferencia o razones religiosas. Sin embargo, un samaritano, un individuo despreciado por los judíos de esa época, se conmovió por la condición del hombre. A pesar de las diferencias culturales y religiosas, el samaritano mostró compasión y cuidó al herido vendando sus heridas, llevándolo a una posada y pagando por su atención médica.

La parábola del Buen Samaritano nos desafía a considerar quién es realmente nuestro prójimo. Jesús ilustra que el amor al prójimo no conoce límites de raza, cultura o estatus social. Nos insta a practicar la compasión, mostrando amor y cuidado hacia los demás, sin importar nuestras diferencias. Este relato nos lleva a reflexionar sobre nuestras propias actitudes hacia aquellos que necesitan ayuda. ¿Estamos dispuestos a detenernos y ofrecer asistencia a quienes sufren, independientemente de quiénes sean o de nuestras diferencias con ellos?

El Buen Samaritano nos recuerda que la compasión y el amor al prójimo son acciones que van más allá de nuestras palabras y creencias. Se trata de estar dispuestos a actuar y hacer el bien, mostrando bondad y cuidado hacia aquellos que lo necesitan, sin importar quiénes sean o cuál sea su trasfondo. En un mundo lleno de diferencias, la parábola del Buen Samaritano nos desafía a ver al otro como nuestro prójimo, a actuar con compasión y a extender una mano amiga a aquellos que lo necesitan, manifestando así el amor práctico y genuino que Jesús nos enseñó.

Además, ese viajero herido por los ladrones nos representa a nosotros, que vivimos en un mundo caído y constantemente somos golpeados por diferentes situaciones y circunstancias de la vida: la envidia, el egoísmo, la maldad, el pecado, incluyendo el nuestro. El sacerdote representa la religión, mientras que el levita la ley. Ni la ley ni la religión pueden ayudarnos, pero Jesús, como Buen Samaritano, nos tiende su mano amorosa, nos carga, nos sana, nos restaura y paga los gastos por amor a nosotros. Nunca perdamos de vista todo lo que hizo Jesús por nosotros y sigamos su ejemplo de amor y compasión.