Lunes, 29 de Abril de 2024
CIUDAD VALLES, S.L.P.
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Semana del 05 de Abril al 11 de Abril de 2024

La inseguridad como una bandera política para desgastar al gobierno

La inseguridad como una bandera política para desgastar al gobierno

Adán Moctezuma / analista



Necesitamos trabajar juntos para encontrar soluciones reales y construir una sociedad más segura y estable.

El tema de la inseguridad, históricamente ha sido una de las principales preocupaciones de la gente, junto con los servicios públicos y el empleo. Creo que la seguridad siempre ha sido un factor determinante en la aprobación y evaluación de un gobierno por parte de la ciudadanía. Sin embargo, es importante mencionar que el problema de la inseguridad no comenzó específicamente el pasado martes a las 5:30 p. m., sino que lleva muchos años. Se intensificó notablemente en el famoso 2010, cuando nuestra ciudad San Luis Potosí capital, Ciudad Valles, y prácticamente todo el país experimentaron episodios de violencia que marcaron la vida pública. Desde entonces, la participación ciudadana en la comunicación y advertencia de situaciones de riesgo ha sido crucial.

En cuanto a si esto afecta a un partido político, definitivamente tiene un impacto. Sin embargo, en el caso particular del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), quiero destacar que recientemente se publicó la encuesta de calidad e impacto gubernamental del INEGI, una de las más importantes y influyentes. Lo que llamó particularmente la atención fue el crecimiento sin precedentes en la aprobación del gobierno, tanto a nivel federal como estatal y municipal. A pesar de las críticas importantes en temas como seguridad y servicios públicos, las instituciones en las que Morena basa su apoyo, como el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional, han mostrado incrementos significativos, pasando del 62% que tenían hace unos años a más del 71%.

Entonces, sí, sin duda, estos son factores que tienen un gran peso. La seguridad, va a ser la principal bandera de propaganda política, tanto para crítica como para un uso faccioso que busca intimidar a la población e influir en el electorado. Pareciera como si la inseguridad se hubiera manifestado apenas la semana pasada y no hubiéramos estado lidiando con ella durante casi 13 años, desde aquella guerra fallida de Calderón que prácticamente detonó en el país y puso el tema de la seguridad en primer plano. En términos concretos, aunque sí tiene un impacto, es cierto que la sociedad también ha madurado. Creo que utilizar la inseguridad como una bandera política o propaganda partidista, especialmente por aquellos que son candidatos en cualquier ámbito o esfera del espectro partidista, no es más que aprovechar la coyuntura que vivimos.

El ciudadano común que sufre diariamente esta psicosis y este clima de inseguridad, de alguna manera, culpa a aquellos que tienen la responsabilidad de velar por su integridad en este momento, el ciudadano no distingue si el delito cometido es del ámbito federal o estatal. Por ejemplo, en el caso de San Luis Potosí, donde hay policías municipales, mientras que en Tamaulipas no existen. Solo para dar un ejemplo, aunque la mayor parte de las tareas de seguridad están a cargo de las fuerzas federales, el ciudadano atribuye la responsabilidad a quienes tienen la responsabilidad constitucional de garantizar el orden, preservar el patrimonio, y asegurar la tranquilidad de las familias.

Estamos entrando en una temporada en la que los medios de comunicación y las redes sociales jugarán un papel fundamental. Los incidentes de inseguridad serán magnificados y los operativos que normalmente vemos se convertirán en la narrativa predominante en las redes sociales y en la llamada "post-verdad". Veremos sucesos magnificados que, por supuesto, estarán dirigidos y operados de manera propagandística por motivos políticos. Me refiero al uso que los partidos políticos harán del tema de la seguridad, independientemente de dónde ocurran, ya sea a nivel municipal, estatal o federal. Es uno de los temas más rentables en términos políticos y partidistas, lo cual es una desgracia para nuestro país.

Por ejemplo, esta semana San Luis Potosí estuvo en el centro de atención debido a un incidente delictivo en el municipio de Cárdenas, donde cinco personas fueron ejecutadas y abandonadas en la puerta de la alcaldía. Aunque no estemos en la misma situación que Chiapas o Sinaloa, donde hay casos de secuestro, este tipo de eventos afecta profundamente el ánimo de la población, sobre todo en un contexto electoral en el que la inseguridad juega un papel crucial. Lo que es más, hoy en día tenemos una capacidad mayor para transmitir estos sucesos a través de nuestros dispositivos que antes, lo cual magnifica aún más la percepción del problema.

Por otro lado, los índices de homicidios en muchas entidades, como Guanajuato, han estado en aumento, mientras que en otras, como Tamaulipas, han disminuido según cifras oficiales. Sin embargo, trasladándolo al ámbito político, no parece haber tenido un gran impacto en las preferencias electorales. Aunque existe un desgaste natural del ejercicio de gobierno, por ejemplo, en la capital de San Luis Potosí, sigo viendo al partido que gobierna relativamente fuerte a nivel federal, a pesar de la situación que parece estar desbordándose en los medios. Las preferencias electorales no han cambiado significativamente.

Creo que estamos pasando a una etapa en la que la inseguridad se ha convertido en una bandera política y un instrumento de comunicación política para políticos oportunistas que hacen del miedo y el terror su principal herramienta de propaganda, sobre hechos que, debemos admitirlo, sí ocurren y han ocurrido durante muchos años.

Creo que estamos viendo una tendencia a separar el desempeño del gobierno, como lo indica el INEGI, más allá de todo lo que está sucediendo. La aprobación del gobierno federal ha crecido de manera significativa, y creo que este es un punto importante a considerar. La encuesta del INEGI se lleva a cabo con una muestra considerable de casi 46,000 personas, lo que la hace bastante representativa. Sin embargo, es importante señalar que este aumento en la aprobación del gobierno no se ha traducido en un deterioro de la confianza en la institución presidencial, como muchos habían anticipado o creído.

La crítica al gobierno y su desempeño puede ser objeto de debate y análisis por parte de los analistas, pero la mayoría de la población no comparte necesariamente esta visión. Es importante medir esto. Podemos expresar nuestras opiniones basadas en nuestras percepciones, impresiones y experiencias, pero la realidad es que, según los datos y las cifras, la desconfianza en el gobierno, en general, no ha aumentado, según la encuesta del INEGI. Esto incluye no solo al gobierno federal, sino también a los gobiernos estatales y municipales.

Creo que esto forma parte del escrutinio que la comunidad debe hacer. Sin embargo, también es importante reconocer que hay realidades muy específicas y puntuales. Hay ciudadanos que han vivido situaciones de inseguridad en sus comunidades durante muchos años. Es crucial recordar que las noticias sobre inseguridad en diferentes partes del país pueden variar. Hace mucho tiempo que no escuchábamos sobre situaciones graves en algunas regiones, como Guanajuato, Chiapas o Sinaloa. Aunque es un tema que debería preocuparnos profundamente, también debemos ser conscientes de la influencia de las fake news, como discutimos en el segmento anterior.

Es preocupante cómo ciertos sucesos se magnifican y se utilizan con propósitos políticos. Ocurrió el caso que mencionas del video de una supuesta balacera en Ciudad Victoria, un ejemplo claro de cómo se puede distorsionar la realidad y generar una narrativa de inseguridad para criticar a las autoridades. Es alarmante que incluso llegue a haber usuarios que compartan este tipo de contenido erróneo.

Estoy de acuerdo en que las redes sociales, especialmente en ciudades como Monterrey, Tamaulipas y Coahuila, nacieron con la intención de advertir a la gente sobre peligros y riesgos en tiempo real. Sin embargo, lamentablemente, estamos viendo cómo se están utilizando de manera facciosa para crear una narrativa de inseguridad que forma parte de una estrategia política. Es importante que las autoridades, la sociedad civil, el sector público y el sector privado unan esfuerzos para abordar este problema de manera integral.

La inseguridad no solo afecta la credibilidad de los gobiernos y debilita las instituciones, sino que también genera una psicosis que conduce a la inestabilidad y la falta de confianza, tanto en las empresas como en los actores productivos. Esto puede generar un círculo vicioso que impacta negativamente en la economía, los ingresos y los empleos.

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