Semana del 26 de Marzo al 01 de Abril de 2021

Un día a la vez

Un día a la vez

Rodolfo del Ángel del Ángel

Solo Dios sabe lo que sucederá mañana. Mañana es ese tiempo que no nos pertenece. Por supuesto que es válido hacer planes y propósitos. Ser previsores es vivir sabiamente, creer que el mañana nos pertenece es una pretensión. Esto no es un asunto menor, porque quien se considera dueño de su tiempo, pierde de vista el hecho de que el mañana está en el territorio de lo incierto. Así como es una insensatez pensar en invertir un dinero que no está en nuestras manos lo es, también, dar por hecho que contamos con el día de mañana. El asunto va más allá, el creer que somos dueños del tiempo es un desafío a Dios y a su voluntad en nuestras vidas. Esta es la razón por la cual Santiago nos exhorta en su epístola con estas palabras: "Ahora escuchen con cuidado, ustedes los que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, y estaremos allá un año, y haremos negocios, y ganaremos dinero.» ¡Si ni siquiera saben cómo será el día de mañana! ¿Y qué es la vida de ustedes? Es como la neblina, que en un momento aparece, y luego se evapora. Lo que deben decir es: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.» (Santiago 4:13-15)

Esta es la clave para hacer planes para mañana: "Si el Señor quiere". Esto no es solo una advertencia, es una fuente de confianza y seguridad para el alma. Nuestra vida está hoy y estará mañana en las manos de Dios. Todo aquello que sea para bien prosperará solo con la bendición y la voluntad divinas, ciertamente, cada meta alcanzada o proyecto realizado ha sido gracias a la bondad de nuestro Dios. Estas palabras son, también, un llamado a la fe. Todo en manos de Dios recibirá bendición y será prosperado.

Ciertamente que hacia adelante en los días que nos sean concedidos, viviremos toda clase de experiencias: pruebas, desafíos y logros, pero en todo ello la providencia y el cuidado divinos nos bendecirán.

La humanidad está pasando por una prueba extraordinaria que de diversas maneras nos ha golpeado a todos y nos ha llenado de incertidumbre respecto al mañana. No permitamos que la desesperanza y la ansiedad se apoderen de nuestros corazones. La vida y el tiempo pertenecen a Dios. Cada día es una bendición y una gracia que se nos concede para, trabajar, amar y vivir de manera plena.

Nuestro Señor Jesucristo nos anima a confiar en la provisión y el cuidado del Padre. Esperemos siempre lo mejor hacia adelante y pongamos nuestro presente y mañana en las manos de Dios. Busquemos primeramente el reino de Dios y su justicia, que todo lo demás vendrá por añadidura. No se afanen por el día de mañana nos dice el Señor, que el mañana traerá su propios afanes, vivamos un solo día a la vez y cumplamos con fidelidad las tareas que nos han sido confiadas, que mañana Dios dirá.