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Semana del 11 de Enero al 17 de Enero de 2019

Medicina para la angustia y la ansiedad

Medicina para la angustia y la ansiedad

Pastor Héctor de Luna Espinoza



El diccionario define a la palabra angustia como: Estado de intranquilidad o inquietud muy intensas causado especialmente por algo desagradable o por la amenaza de una desgracia o un peligro.O en palabras más simples: Aflicción o congoja.

La angustia es un estado afectivo de carácter penoso que se caracteriza por aparecer como reacción ante un peligro desconocido o impresión. Suele estar acompañado por intenso malestar psicológico y por pequeñas alteraciones en el organismo, tales como elevación del ritmo cardíaco, temblores, sudoración excesiva, sensación de opresión en el pecho o de falta de aire (de hecho, “angustia” se refiere a “angostamiento”).

Algunos filósofos, médicos y psicólogos afirman deferencias entre angustia y ansiedad, sin embargo son términos que se confunden y son usados como sinónimos en muchos casos.

Generalmente la angustia aparece en situaciones en las que la persona se enfrenta a situaciones difíciles, donde hay un elemento amenazante (físico o psicológico), pero también en aquellas situaciones en las que la persona no ve claro el camino a seguir y, por tanto, vive una situación de incertidumbre.

Hay quien lo define de la siguiente manera: La angustia se constituye como un miedo a algo futuro, miedo a que pase algo, que paraliza a la persona. Por su parte la ansiedad, es un temor a algo actual, aunque no se concrete exactamente a qué. Genera una aceleración vital en la persona.

Tal vez la angustia y la ansiedad sean distintas, y tal vez encontremos diferentes manifestaciones entre ellas, pero la solución es la misma.

El Apóstol Pablo nos da la solución. Él escribe cuando estaba preso, en una situación de ansiedad y un nivel elevado de angustia y nos dice que debemos acudir a Dios y dejarle nuestra ansiedad.

1Pedro 5:6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;
7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

Reconocer la necesidad del cuidado de Dios y admitir necesitar ayuda sin duda que requiere humildad.

No te sometas a las circunstancias, sino al Señor, quien controla las circunstancias.

Filipenses 4:6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Pablo nos aconseja cambiar nuestras preocupaciones por oraciones. ¿Quieres preocuparte menos? ¡Entonces ora más! En el momento en que empieces a preocuparte, detente y comienza a orar. Deja tus cargas a Dios y no las lleves más tú.

La paz de Dios es diferente a la paz del mundo. La paz verdadera no se encuentra en el pensamiento positivo, en la ausencia de conflictos o en buenos sentimientos. Ella es producto de saber que Dios controla.
Permite que la paz de Dios guarde tu corazón de toda ansiedad.

Jesús dijo,
Juan 14:27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

 


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