Semana del 15 de Septiembre al 21 de Septiembre de 2017

Perspectiva… El lado humano de José Luis Ugalde

Perspectiva… El lado humano de José Luis Ugalde

Admite su gusto por la bohemia y las canciones de Joan Manuel Serrat
Habla de los cantantes que tienen en su familia, entre ellos Aná Bárbara

El Secretario de Finanzas, José Luis Ugalde Montes admite que la mayor parte del tiempo tiene que conducirse con la seriedad que demanda tan alto cargo que ostenta en el Gobierno del Estado, en el que se tienen que tomar decisiones con mucha responsabilidad, pero sus pocos ratos libres los aprovecha para la bohemia sobre todo con la familia, en la que le gusta escuchar e interpretar, como pueda, canciones de Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina.

De entrada en la entrevista, reconoce el insistente cuestionamiento sobre su sobrina, la famosa cantante Ana Bárbara, agregando “la verdad que ya me da pena, porque luego la invito y ni conmigo quiere ir; déjenme decirles que la más grande Lula, que fue la que les abrió el camino, tiene una voz privilegiada, pero no le gusta el tema de la cantada, ella cantó poco tiempo, pero no es muy fanática y la verdad es que lo hace de una manera espléndida”.

“Pero Ana Bárbara tiene una chispa especial, yo les digo que Luciano Pavarotti sigue teniendo una gran voz aunque ya no esté, María Callas también tiene una gran voz, pero Ana Bárbara es otra cosa, la verdad... yo le tengo que echar porras, déjenme decirles que a pesar de ser hija de un hermano, he visto sólo cuatro presentaciones de ella, aunque eso sí muchas bohemias en la casa, de agarrar la guitarra y esas cosas”, afirma.

Y la ha visto cantar en el Teatro Nacional de Santo Domingo en República Dominicana; una en el Teatro de la Paz en un homenaje que le hicieron en el año 2003, que fue una espléndida presentación con la Orquesta Sinfónica de San Luis, con el mariachi Gama 1000 y su grupo, y recientemente en el palenque de la Fenapo, “y no quise cantar para no apantallarla, la verdad... se espantan hasta las cucarachas, la cantada no es lo mío, pero me quiso hacer cantar ahí, canté ‘debajo de la cama’ nada más, o sea un segundo, no doy para más”.

Pero se confiesa: “Soy un fanático, admirador de Joan Manuel Serrat, crecí con gente que me enseñó a escuchar música, que ya físicamente no está, que era mi hermano que murió a los 25 años, era un bohemio, era un fanático de tocar la guitarra, sufrió un accidente cuando recién terminaba la carrera de Ingeniero Mecánico Eléctrico, trabajaba en la Comisión Federal de Electricidad y ocurrió un accidente eléctrico, fue difícil para nosotros”.

“Pero él me enseñó a escuchar la música, a oír la enorme diferencia, que Juan Manuel Serrat es un poeta, que musicalizó su poesía, es un hombre que puede hacer que una persona se enamore de un maniquí o hacerte toda una historia en tres minutos, y yo mantengo una gran admiración por Joan Manuel Serrat y cuando el espíritu baja, suele ser un buen terapeuta”, asevera.

Considera que sus canciones son clásicas, es música que ya superó la prueba del “hit parade”, que está por encima, “mis hijos oyen a Serrat, es como los Beatles, pasan, trascienden, entran en una etapa distinta, que supera las generaciones, porque vas a un concierto de Serrat y ves jóvenes de 18 años y gente de 70 años disfrutando con la misma intensidad, porque detrás de ellos no hay un hueco, como día otro grande como Alberto Cortez: yo quiero que alguien me explique la diferencia esencial un charlatán de feria y un cantante popular”.

“La verdad es que los demás son muy momentáneos, y ésta es gente que no sólo te da su música sino que te da alimento para el espíritu, y la condición de poder, en esos momentos de dificultad anímica, poder cambiar tu estado de ánimo a partir de una vivencia de otra persona escrita en términos poéticos”, señala.

Cuestionado sobre la rareza de que hable de su lado humanos, advierte que es “porque no se presta, porque el trabajo que desarrollo, es un trabajo que requiere seriedad, no porque estar con ustedes sea falta de seriedad sino porque me siento más en una sala de casa, me siento mucho más relajado, y entonces me permite mostrar una etapa que también existe, pero que no es parte del día a día”.

“Imagínense estar oyendo a Serrat y a Sabina en la oficina y distrayendo las actividades importantes que tiene uno que desarrollar y la responsabilidad que conlleva las decisiones de una Secretaría como la de Finanzas, pues no se puede, pero un dominguito en la tarde sí, hay chance de escucharlos, de ver algún concierto o algo, pues por supuesto que lo hacemos con mucho gusto”, comenta.

A Ugalde Montes le queda claro que “a final de cuentas la posición política o la posición administrativa que pudiéramos tener los hombres públicos, es circunstancial y temporal, la posición terrenal, la posición humana, esa nos dura desde que naces hasta que te mueres”.

Y ante la imposibilidad de atender a toda la gente en su encomienda, aclara que no se considera inalcanzable sino saturado de trabajo la mayor parte del tiempo, “a veces con dificultad de poder atender a toda la gente como se merece, porque tú has estado en San Luis Potosí y has visto cómo es mi agenda, yo como en la oficina atendiendo cosas de trabajo, estoy prácticamente todo el día, salvo por los eventos a los que tengo que asistir, o cuando tengo que estar en la Ciudad de México, o cuando el señor Gobernador me requiere para alguna actividad, pero el resto del tiempo estoy totalmente metido en la oficina”.

Y finaliza estableciendo que “el hecho de que esté saturado de tiempo, no quiere decir que no esté necesitado de estos espacios, de acercarme a los amigos, de platicar con todos ellos, a mí esa parte me gusta mucho, no la puedo hacer por mi responsabilidad, alguien me decía una palabra, un anglicismo ‘workológico’, no, yo no creo eso, simplemente responsable de un espacio que requiere tiempo completo y no lo puedes distraer”.

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