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En el teatro es donde se vive la prueba de fuego: Cecilia Suárez

En el teatro es donde se vive la prueba de fuego: Cecilia Suárez

La actriz, quien protagoniza la obra ‘Después de casa de muñecas’, habla de su personaje, de su pasión por estar en el escenario, de su preferencia por las tablas y el cine.

Entrevista por Adriana Jiménez Rivera/Twitter @Adr| Milenio| | Domingo, 20 de Mayo de 2018| 10:12


  • Apenas unos minutos después de dar la segunda función de la obra Después de casa de muñecas, Cecilia Suárez sale al lobby del teatro Xola para atender la entrevista; su rostro refleja el cambio que le implica interpretar a Nora Helmer, la mujer que en 90 minutos demuestra y pone en el escenario la realidad de su género, al compartir la anécdota y las razones que tuvo, como madre y como esposa, para “abandonar” su hogar, en aras de ejercer su libertad de ser feliz.

    Personaje que la actriz reconoce “muy interesante”, porque retrata una realidad que después de muchos años, incluso siglos, no ha cambiado. De ahí la insistencia en esa lucha por lo que conocemos como “equidad de género”, destaca Suárez, quien por ahora dedica su tiempo al montaje que comparte con Beatriz Moreno, Juan Carlos Colombo, Paulette Hernández y Asira Abate, de viernes a domingo.

    Aunque reconoce que actualmente su capacidad actoral “en un trabajo muy diferente”, también cobra presencia en la película Hombre al agua, de Eugenio Derbez, cuyo éxito, destaca “me da gusto, porque ha trabajado mucho para conectar con el público”.

    Cecilia, “Después de Casa de muñecas”, de Lucas Hnath, es una obra con mucha lección...

    Es una obra inteligente, es un texto inteligente que parece ir por un lado, pero tiene muchas avenidas por las que se puede transitar y, en ese sentido, es un texto que te deja pensando y que días después lo puedes seguir recordando, por las preguntas que te hiciste mientras lo leías o lo veías.

    ¿Qué ha dejado en ti después de unas semanas de estar interpretándolo? Es evidente que te implica un desgaste de mucha energía, pero ¿qué ha sido para ti, a partir de la lectura y hasta este momento?

    Pues sí, sí es muy desgastante, porque es un personaje que tiene una travesía que es amplia, pero además es un personaje muy querido y también muy juzgado por los demás. Tiene esa dualidad con los otros personajes y es interesante, pero eso la hace tener un viaje contracorriente y eso es cansado, aunque muy divertido.

    Durante el desarrollo de la historia logras una conexión muy importante con el público y la gente se involucra, se mete en la trama y tú la haces partícipe, se logra una interacción muy divertida y aleccionadora. ¿Qué sientes con las reacciones de la gente?

    Varían mucho; hoy, en la primera función, se rieron mucho, y en ésta (la segunda) estuvieron como más silenciosos, no sé si más atentos, pero sí más silenciosos. Varía mucho de acuerdo, como venga el público y al estilo de vida del público, porque hay matrimonios que yo los veo cuando habló directamente con ellos y me dicen que sí, o se ríen, o le dicen al marido o al esposo: “¿Cómo ves? Te está diciendo”. Y luego los veo muy serios y sé que piensan distinto a lo que el personaje está diciendo; entonces es bien interesante.

    Es una obra que te permite ese contacto frontal directo, ojo con ojo con el público que no siempre sucede. Y eso es bien interesante. A mí me divierte mucho hacer ese monólogo con ellos, porque vamos juntos.

    Eso es verdad, tú personaje mete al público a la obra, los jala a la trama, y cada quien se conecta cuando quiere y con lo que quiere...

    Así es. Tal cual.

    Con lo que le queda, con lo que ha vivido, o con lo que anhela vivir o con lo que está viviendo, pero sí tiene que ver con dónde está cada quien para la identificación con la trama.

    Dices que es una obra inteligente... y es cierto, porque es un tema que se aborda por muchos caminos, es la realidad de la mujer y no solo de ella, sino de su entorno. Y las reacciones de la gente demuestran que hay identificación. Y si eso se produce es porque sigue pasando...

    Creo que en ese sentido el texto es muy urgente, porque vivimos en un país donde sigue pasando, más de lo que quisiéramos, pasa a escala global, pasa en todo el mundo, pero creo que en nuestro país pasa mucho más que en otros países. Y por eso es importante hablar de eso.

    ¿Estás básicamente concentrada en esta obra o estás en otros proyectos?

    No. Nada más ésta, porque no puedo más.

    Aunque hace no mucho tiempo también estabas haciendo “Testosterona...”

    Sí y fíjate que son obras que dialogan entre ellas, porque Testosterona, que es de Sabina Berman, también es una obra feminista y en ese sentido son textos que pueden dialogar entre ellos. Son mujeres complejas, pero fuertes y que descubren cosas que muchas anhelamos descubrir. Bueno, creo.

    ¿Hay algún otro proyecto en puerta?

    Más adelante. La interacción con el público en cada medio, cine, teatro, televisión es diferente.

    ¿Con cuál te sientes más a gusto, cuál te deja más satisfecha?

    A mí me gusta mucho que puedes navegar en los tres, creo que me refresca un poco hacer teatro, luego cine y luego hacer tele, aunque es la que menos hago.

    ¿Por qué no te gusta la televisión?

    Porque dura más tiempo, a veces estás medio año, a veces ocho meses y el formato, por ejemplo de cine, que en México es de dos meses, me viene bien. Me sienta bien, hoy creo que estar cambiando y eso para mí es importante. Estar cambiando de proyectos, que tengan vida cierto tiempo, pero luego ya más tiempo me cuesta más trabajo. Ahora se están haciendo cosas interesantes en las series, pero antes estaba muy castigada en cuanto a temáticas y no me parecía tan interesante. Aunque ahora eso ha cambiado mucho y es bastante bueno, pero el cine y el teatro, la verdad es un placer inmenso hacerlos. Yo creo que el teatro por excelencia es el lugar del actor, sin duda alguna, y es el lugar donde el actor vive su prueba de fuego, donde no hay artificios que lo puedan salvar está ahí presente. Cosa que el cine sí puede hacer por ti, Y en ese sentido creo que tiene un lugar privilegiado en mi corazón.

    Tu participación en “Hombre a la agua”, de Eugenio Derbez, te pone en la pantalla en este momento, paralelo a tu labor en  el teatro...

    Sí, y además es una comedia muy frontal, pero es otra cosa, otro estilo y eso también me gusta mucho.

    ¿Te gusta el humor?

    Sí, el sentido del humor es fundamental y creo que nos viene bien a todos, ver cosas que nos hagan reír, que nos puedan hacer pensar, pero también disfrutar. Me da mucho gusto que la película esté siendo vista por tanta gente, es algo que no nos extraña, cuando se trata de Eugenio me alegra mucho, porque sé que para él es uno de sus cometidos, conectar con su público, y lo vuelve a hacer, y es padrísimo.

    ¿Qué debe tener un proyecto, un personaje para que le digas que sí?

    No es que yo diga esto o aquello, es que yo leo el proyecto y si en algún punto puedo conectar con eso, si me divierte, si me conmueve o si me hace pensar, si eso sucede, pues se da.

    ¿Hay algo que te gustaría hacer, algún personaje o proyecto que esté ahí en espera?

    Ahorita... Ir a dormir a mi casa,  (risas). Los tengo, pero nunca los digo, porque siento que algo de mi deseo se difumina cuando lo comparto, es como desear mucho algo sin decirlo para que, con suerte, se cumpla.

     


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