Descalzos y sin temor de Trump, así avanza la Caravana Migrante

Descalzos y sin temor de Trump, así avanza la Caravana Migrante

Testimonios de migrantes que caminan incansablemente por el territorio mexicano, sin dejarse vencer por el cansancio, la sed o el hambre

REDACCIÓN  | lasillarota.com| | Lunes, 22 de Octubre de 2018| 11:31

---

El camino de los migrantes centroamericanos no ha sido nada fácil. Miles han andado por horas sin descanso, sin alimento, sin agua, sin conocer el rumbo, bajo un sol que no daba tregua.

Este domingo, la caravana de miles de migrantes salieron desde Ciudad Hidalgo, en la frontera con Guatemala, con dirección a Tapachula.

¿Que cómo se soporta esto? Solo con la ayuda de Dios", confiesa Carolina Castillo, una migrante hondureña de 40 años, en entrevista para El País.

Carolina ha caminado durante ocho horas, desde la madrugada, tiene los pies llenos de ampollas y deshechos; ha soportado temperaturas superiores a los 30 grados.

Hoy fue más difícil que otras veces, el sol fue... Durísimo", dice Harold Sierra, de 21 años, quien descansa sobre el piso de la plaza del centro de Tapachula.

El cansancio ataca a todos por igual, sobre todo a los niños. A pesar de eso, la caravana, que es mucho más grande de la que hubo en marzo, partió a la primera hora de la mañana, cuando todo estaba oscuro y en silencio.

Donald Trump debe estar furioso, cuando se dé cuenta de lo que estamos haciendo", narra Guadalupe Pineda, una joven de 20 años.

La #CaravanaMigrante se organiza en cadenas humanas para avanzar unida hacia Tapachula pic.twitter.com/7ryiOXWE6Y— Elias Camhaji (@eliascamhaji) 21 de octubre de 2018

Los chiapanecos salen de sus hogares, les ofrecen alimentos y bebidas, los alientan a seguir adelante. Los migrantes contestan con gritos de "México, México", en agradecimiento. "Cuando veo esto, me siento orgullosa de ser hondureña", dice Noemi Guevara.

Ya no aguanto los pies, voy a ponerme las chancletas para que respiren las heridas", cuenta Julio César Aguilera, de 22 años, mientras se refugia del calor en una palapa en la carretera.

De pronto, se tomaron de los brazos para formar un cerco: las camionetas de migración y la policía federal aparecieron. Las autoridades les insistieron que no los detendrían, mientras que los animaban a regularizar su situación migratoria.

¡No se suban a los buses!", gritaban algunos miembros de la caravana con temor a los autobuses que autoridades dispusieron para llevarlos a los albergues. Pero siguieron avanzando.

Castillo, que ya había sido deportada hace tres meses de México, asegura que "Con todo y los sacrificios, para mí la caravana es una experiencia bonita, ¿sabes por qué? Porque puedo ser solidaria con mi gente, eso es lo que más me gusta".