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Pumas y Tigres empatan en la noche de Carlos González

Pumas y Tigres empatan en la noche de Carlos González

Universidad Nacional igualó a tres anotaciones contra Tigres, en un duelo de volteretas, que les permite sumar y seguir en puestos de Liguilla

La Afición| Milenio| | Lunes, 22 de Octubre de 2018| 13:34


  • Pumas tiene el espíritu de un adolescente en la cancha. Universidad Nacional muestra claroscuros constantes a lo largo de cualquier partido. El equipo que dirige David Patiño puede comenzar dominando a un rival de gran monta, como Tigres, imponerse con goles trompicados, pero goles al final de cuentas, pero poco a poco, desdibujarse. El duelo ante de los de Ricardo Ferretti demostró una vez más lo aquí redactado. Los de CU iniciaron con vértigo y pegada, consiguiendo el gol al minuto 6, pero concediendo la iniciativa prácticamente después del tanto firmado por Carlos González.

    Un par de embates o intentos de, corrieron por cuenta de Pablo Barrera y Felipe Mora y hasta ahí. A partir del 15´, Tigres comenzó a avisar de manera seria sus intenciones por emparejar el marcador. De hecho, fue poco a poco. Los del Tuca ni siquiera abrieron sus armas, lo que les resultó fue arrebatarle la pelota a Pumas, maniatarlo y así, comenzar a construir. Al 22´, por conducto de Eduardo Vargas y un lejanísimo disparo, los del norte encontraron una recompensa esperada. Si bien el tiro fue rozado por Luis Quintana en su trayecto, no restó mérito a la igualada.

    Sorpresivo. Un golazo. Incluso, cuando las cámaras de televisión enfocaron a Ricardo Ferretti, que instantes antes había determinado ver el encuentro cruzado de brazos y semblante molesto en su banquillo, el Tuca lucía sonriente, aplaudiendo. Pumas seguía desmoronándose anímicamente, los contenciones perdían con cierta facilidad la pelota y desde ahí, elaboraban la clave de su estilo y juego. Por otra parte, David Patiño lucía desesperado, como casi siempre, dando indicaciones al por mayor, procurando que el semblante de los suyos mejorara.

    El encuentro aguardaba por un cierre de máxima categoría y con goles de por medio. En un nuevo desdoble, al 31´. Rafael Durán, el chico maravilla de Tigres (20 años y todos los procesos de formación logrados), que inició como titular, mostró el camino. A pesar de una serie de rebotes en el área de Pumas, el ariete definió como si se tratara de un veterano, con seguridad y potencia para vencer a Alfredo Saldívar. Ráfagas y destellos, acompañaron el cierre del primer tiempo de la visita. Las intenciones de los la Sultana del Norte disminuyeron, cedieron el esférico.

    Un grave error de los del norte. La primera mitad moría. Pumas se recargó en la banda derecha, como casi siempre, Barrera combinó con Alan Mozo; se deshicieron con una pared de dos marcadores de Tigres, para que el capitán de Universidad Nacional quedara bien perfilado y centrara. Al choque con el balón se encontró a Carlos González, que de primera prendió la pelota y de volea mandó guardar el esférico. 2-2 en el electrónico y silbatazo de César Ramos, para descansar durante 15 minutos y replantear las estrategias de ambos escuadrones.



    Al 47´, recién empezado el complemento, Javier Aquino desbordó a Mozo. A máxima velocidad, el volante llegó a línea de fondo y centró al mismo tiempo para André-Pierre Gignac. El francés se encontraba en el centro del área, por lo que necesitó poca pericia para rematar y vencer a Saldívar. El duelo volvía a cobrar vida para los del Tuca; la lluvia arreciaba y tocaba apretar los dientes por cuenta de Pumas, seguir sufriendo y tratando de revertir las condiciones del juego. Al tiempo, Patiño modificaba su oncena y mandaba a Matías Alustiza como refresco.

    Corriendo el 61´, Pumas encontró el camino. Pablo Barrera volvió a ser la vía para emparejar el marcador. El ´8´ recorrió la banda derecha, eludió a un par de rivales y de nuevo llegó a línea de fondo, para centrarle otra pelota a modo a Carlos González. Ahora, cabezazo contundente del paraguayo, que volvió a vencer a Nahuel Guzmán. Universidad igualaba el tanteador, demostraba hambre y amor propio. Aún así, hasta en los últimos suspiros, Tigres intentó finiquitar inútilmente el cotejo, que la diferencia fuera a su favor. Mucha lluvia, varios goles y un empate final.

     


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