La ley dejó de ser sancionadora, para ser reparadora

Hace unos días unos sujetos participaron en la sustracción de varios objetos de una óptica que se encuentra ubicada en la calle Hidalgo, que es la más importante de la ciudad por tener afluencia de peatones, además que en ese sitio existen varios comercios.

Ese día se arrestó a un sujeto, que, tras haber amagado a la empleada de la óptica, pudo sustraer varios objetos, los cuales pretendía empeñar para obtener dinero, pero su sueño se frustró y a unas cuadras adelante fue detenido por la policía ya que un empleado de Iberparking de los que andan colocando “arañas” se dio cuenta y alerto a las autoridades.

Como pudo la mujer se soltó y pudo obtener videos de la escena del robo y así identificar a los ladrones, después de haber acudido a interponer la denuncia ante el Ministerio Publico, la mujer mostró la evidencia gráfica y pudo comprobar el delito.

Días después el ladrón salió en libertad, esto por tratarse de un delito menor y además que la ley ahora logra convenir una reparación del daño, es decir, si usted sufre un robo de parte de alguna persona, ahora usted tendrá que demostrar el delito, es decir tener las pruebas (videos, fotos etc), pero el ladrón en teoría ya no tocara la cárcel, esto porque usted ahora pedirá una reparación del daño con el victimario, es decir, le pedirá algo a cambio para resarcir el daño y en lo posible que usted regrese a estar en la misma integridad física-emocional y económica, como antes usted se encontraba, antes de que sucediera el delito.

Varios comerciantes están viendo esta medida como algo buena, algunos le están apostando a la instalación de cámaras de seguridad, que estarán grabando todo lo que sucede en sus negocios, esto para garantizar que no se tendrá más perdidas por la inseguridad.

Recordemos que antes de entrar la “presunción del delito” y sus nuevas leyes, los ladrones solo eran encarcelados por uno a tres años dependiendo el tipo de robo, salían libres y después seguían delinquiendo y los comerciantes tenían que solventar el gasto de la reparación de algún vidrio roto, de alguna puerta dañada, gastos médicos de curación por agresión del delincuente, sin contar con la perdida de lo robado, que en muchos casos se quedaban en “resguardo” en el MP y algunos se perdían por no poder comprobar con facturas la propiedad de lo robado y que se había recuperado.